Friday, June 14, 2013

La abejita

Yo quiero contarles una historia de una abejita niña. Ella vivió en las montanas con sus padres y su tío. Un día sus padres salieron en la noche a bailar. A ellos les gusta bailar. Su tío dijo que el puede cuidar a la abejita mientras sus padres estén afuera de la casa. La abejita y su tío decidieron que ellos querían ver la televisión porque había un gran partido de futbol. La abejita estaba jugando al frente del televisor cuando su tío le dijo “Venga, Siéntense en mi regazo”. La abejita dijo esta bien. Cuando se sentó, el tío empezó a tocar sus alas. La abejita no le gusta lo que sentía. La abejita sintió nervios y preocupación. No sintió bien. La abejita dijo, “Por favor no toque mis alas. No me siento bien”. Su tío se enojo y dijo, “No le cuente nada a su mama ni a su papa. Ellos van a estar enojados. Este es nuestro secreto.” La abejita decidió irse para su cama y no terminar de ver el partido. Al siguiente día la abejita fue donde su maestro, el perro. "¿Puedo decirte algo?", dijo la abejita. “La noche pasada con mi tío fue muy extraño.” “El tocó mis alas. No me gustó. Me hizo sentir incomoda.” “¿Estás enojado conmigo? ", preguntó la abejita. "Por su puesto que no usted hizo lo correcto", dijo el maestro. "Nadie tiene el derecho a tocarte si no quiere que te toquen, porque su cuerpo le pertenece a usted. Usted ha dicho "No", se escapó a un lugar seguro, y se lo contó alguien en quien confiaba. Estoy muy orgulloso de ti. Has sido muy valiente.” “¿Qué vas a hacer con mi tío?, pregunto la abejita. “Hay personas que puede ayudar. Voy a tener una charla con su tío y decirle que el no tiene el derecho a tocar a alguien que no quiere que lo toquen. Además, el no debería haberte dicho que lo mantenga en secreto. Secretos que le hacen sentir miedo o incomodidad son malos secretos y no deben ser guardados.” Dijo el maestro. La abejita se sintió mas tranquila. "Gracias, Maestro”, dijo la abejita. “Me alegro habérselo contado. Ahora me siento mejor. Es bueno saber que tengo alguien con quien hablar acerca de las cosas que me molestan", dijo la abejita, y le dio un gran abrazo a su maestro.  La abejita no aprecia estar más preocupada. Ella dijo, "Es bueno saber que puedo cuidar de mi cuerpo! Mi cuerpo es mi cuerpo. Solo mío y existen personas buenas que me pueden ayudar."

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